En este proyecto
regalamos un bulbo de Crocus amarilius e
invitamos a plantarlo en memoria del
millón y medio de niños que fallecieron
en el Holocausto y víctimas de los
nazis.
Las flores
amarillas que nacerán, en torno a
enero-febrero, en recuerdo a las
estrellas amarillas de David que lucían
los judíos... simbolizan los peligros
del racismo y todas las formas de
prejuicio y discriminación. Dan
visibilidad y voz a las víctimas, no
solo de este genocidio sino de otros
como el guatemalteco, mexicano,
camboyano, armenio, ruandés, bosnio,
sirio, ucraniano…
Con nuestra
participación nos convertiremos en
Embajadores de Crocus, alentando la
esperanza y la amistad.
Estas flores,
además, nos recordarán que, incluso
después de los eventos más terribles, la
vida vuelve a comenzar con la esperanza
de que las cosas sean mejores de lo que
eran antes y que todavía hay belleza en
el mundo y esperanza para nuestro
futuro.
PDF folleto proyecto -
PDF octavilla Zaragoza